El destacado filósofo y escritor italiano gran referente en el campo de la semiología y la teoría del arte, le dedica las siguientes palabras:
“Mafalda es de verdad una heroína iracunda que rechaza al mundo tal cual es… vive en un continuo diálogo con el mundo adulto, mundo al cual no estima, no respeta, hostiliza, humilla y rechaza, reivindicando su derecho a seguir siendo una niña que no quiere hacerse cargo de un universo adulterado por los padres… en materia política tiene ideas muy confusas, no logra entender que es lo que sucede en Vietnam, no sabe por qué existen los pobres, no se fía del Estado y está preocupada por la presencia de los chinos. Sólo una cosa sabe claramente: no está conforme.
…
La rodea una pequeña corte de personajes mucho más “unidimensionales”: Manolito, monaguillo integrado del capitalismo de barrio, que sabe con total certidumbre que el valor primario en este mundo es el dinero; Felipe, soñador tranquilo; Susanita, beatificamente enferma de espíritu materno, narcotizada por sueños pequeño burgueses. Y luego los padres de Mafalda que como si no les bastara lo duro que resulta aceptar la rutina cotidiana (recurriendo al paliativo farmacéutico del “Nervocalm”), se ven agobiados, por añadidura, con el tremendo destino de tener que encargarse de la Contestataria.
Mafalda es, en último análisis, un “héroe de nuestro tiempo”, y no se debe pensar que ésta sea una definición exagerada para el personajito de papel y tinta que Quino nos propone. Ya nadie niega hoy que el cómic (cuando alcanza niveles de calidad) es un testimonio sobre el momento social: y en Mafalda se reflejan las tendencias de una juventud inquieta, que asumen el aspecto paradójico de una oposición infantil, de una eccema psicológica de reacción a los medios de comunicación de masas, de una urticaria moral producida por la lógica de los bloques, de un asma intelectual originado por hongos atómicos. Puesto que nuestros hijos se preparan para ser – por elección nuestra – una multitud de Mafaldas, nos parece prudente tratar a Mafalda con el respeto que merece un personaje real.”
Umberto Eco
primera tira
última tira
Copyright © 2024 Arte Hospitalario - Todos los derechos reservados.