La/os cuidadora/es son los seres humanos o instituciones que se hacen cargo de las personas con algún nivel de dependencia. Son por tanto padres, madres, hijos/as, familiares, personal de salud, docentes, personal contratado o voluntario, amigos o aquellas personas que por diversos lapsos de tiempo dedican su vida o parte de ella al cuidado de otro ser que los necesita.
Llamados cuidadores familiares, o a veces llamados también informales, a las personas, en un 85% (aproximadamente) mujeres, que dedican un importante tiempo diario al cuidado de sujetos con algún tipo de necesidad.
Mi idea personal de cuidador es más amplia, porque ¿Qué pasa con una madre, con un docente o con un amigo que se acerca a acompañar a otro? Es por eso que hablamos de un sentido amplio del concepto de cuidador: entendemos que es ese ser que por amor, vocación, voluntad o mandato social se hace cargo de la atención de otro ser.
El cuidado será más o menos prolongado dependiendo de la persona y sus circunstancias, por un tiempo habrá que reorganizar la vida para adaptarse y aceptar que a veces necesitamos que otro vele por nosotros. En el caso de las personas que asumen el rol de cuidador primario dentro de un hogar, estas consideran su tarea como un deber moral (90%) y en muchos casos lo realizan por iniciativa propia (59%). Hay otro importante porcentaje, que no podemos desconocer que siente esto como una carga y a veces como una carga injusta.
Javier Lamagrande - Argentina
Docente especialista en cuidados paliativos,
prevención del suicidio y duelo.
Autor de:
“Cuidarse para Cuidar. Cuaderno de un tanatólogo.” Editorial Dunken. Buenos Aires. 2017
Autor del libro “Cuaderno de un Tanatòlogo 2. Duelando”. Editorial Dunken. Buenos Aires. 2022.
Coautor de los libros:
“Herramientas para la elaboración de los duelos en la escuela” y “Educando en la Salud y en la Enfermedad”.
Hay cuidadores/as que se sienten satisfechos con su labor, no obstante, un gran número reconoce que no tiene otra alternativa y que esta actividad repercute negativamente en su calidad de vida. Durante los últimos años se ha comenzado a ver la atención y cuidado de los otros como trabajo, en los servicios de obras sociales y de salud se reconoce el rol de cuidador y la necesidad de prestarle apoyo.
Se debe tener especial atención en el estado de salud física y mental del/la cuidador/a principal es tan importante que influye directamente en la atención que está dando, y por eso es necesario que no se descuiden en ningún momento sus propios cuidados. Las personas cuidadoras están expuestas a un nivel de presión y esfuerzo poco reconocido por el entorno.
Este alto desgaste produce efectos en su estado de ánimo, en sus relaciones y en su propia salud, junto al sentimiento de desatención de otros integrantes del grupo familiar. La sensación de sobrecarga, de no ser escuchado, de ser tironeado por las necesidades de todos genera internamente impotencia y frustración. Los enojos o a veces la tiranía del enfermo sobre el cuidador primario, sumados a esta responsabilidad que el resto de la familia le adjudica como propia hacen que el cuidador se sienta solo e incomprendido.
Cuando nombro personas que, sin ser familiares, dedican su trabajo al cuidado de otros y no se sienten escuchados, contenidos o valorados, esto puede llevar a que se presenten distintas secuelas. El desgaste emocional y físico, la falta de tiempo para sí mismo, los escasos momentos de distracción, la sensación de soledad y los factores que hemos nombrado en el párrafo anterior son importantes a tener presentes si lo que pretendemos es cuidar a otros, pero sin descuidarnos a nosotros mismos.
El que ocupa un rol de cuidador, cualquiera sea el área en que se desempeñe debe:
a- Tener momentos de descanso y esparcimiento.
b- Mantener sanos sus vínculos.
c- Saber pedir ayuda.
d- No aislarse.
e- Saber graduar el esfuerzo físico y emocional.
f- Saber decir que no.
g- Organizar el tiempo laboral y fundamentalmente el personal.
h- Ser optimista, manejar un lenguaje asertivo.
i- Saber auto chequearse y, a partir de conocerse, reconocer sus propios límites.
Es importante tener claros los derechos del cuidador y el concepto de sobrecarga.
Ya que no importa la edad, la preparación o las ganas, él o los que asumen el rol de cuidador primario siempre deben ser monitoreados, ya que la enfermedad en lo físico la lleva el paciente, pero el dolor, el cansancio, las preocupaciones y las tristezas son de todos. (Concepto de “Dolor Total”).
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