Un mural de mosaico cerámico da la bienvenida a los patroncitos en el comedor de la Hospedería del Hogar de Cristo en calle Chorrillos Puerto Montt, la obra creada e instalada por los usuarios del Programa de Rehabilitación “Residencia Antumapu” de la Corporación Lafken Profesionales fue instalada por los propios integrantes del taller de Artes y Oficios que se desarrolla en la comunidad terapéutica.
Gracias a la gestión de las trabajadoras sociales Jéssica Fariña Asesora Técnica de la Corporación en Puerto Montt y el apoyo de Angélica Miranda Directora de la Hospedería del Hogar de Cristo de la capital regional, pudo concretarse esta instalación artística diseñada y ejecutada por los usuarios de la residencia que recibe en régimen cerrado a hombres adultos que han llegado a buscar las herramientas necesarias para superar sus problemas.
Dentro de las múltiples actividades terapéuticas que se desarrollan en la casona ubicada en calle Pacheco Altamirano, desde la atención médica, psicológica y social, la labor de los técnicos en rehabilitación y educadores, los usuarios tienen una serie de talleres que junto con ofrecer una instancia de esparcimiento y bienestar, entregan también herramientas para el autocuidado y desarrollo personal que bien pudieran convertirse en un pasatiempo u oficio que continuarán desarrollando una vez egresados del programa.
Talleres de actividad física y salud, huerto, escultura, mosaico, pirograbado y artes aplicadas, ofrecen una serie de actividades que sin duda marcan positivamente la experiencia de los usuarios. Es en este contexto que entre febrero y abril, los integrantes del Taller de Artes y Oficios prepararon con gran dedicación la obra para este mural. El diseño corresponde a la creación de un usuario del programa, simboliza el renacer y el reencuentro, tomando como metáfora la figura del Martín Pescador, ave endémica de la zona, que se zambulle en busca de peces para alimentarse y atender a sus polluelos, tal como las personas han encontrado en el mar su sustento.
confrontan la adversidad del entorno y su propia historia para reconstruir ese hogar desde el trabajo y llevar un alimento que primero es del alma, porque es su propio ser con el que deben reencontrarse para resurgir con el tesoro encontrado, tesoro que es voluntad, esperanza, perdón, resiliencia, como un fénix renace de sus cenizas, esta ave emerge de sus propias aguas.
Durante las sesiones los usuarios fueron preparando uno a uno los paneles en los que se dividió la imagen, instalando teselas (fragmentos de cerámica) para ir formando las figuras. Posteriormente el 10 de mayo pudieron asistir a instalar la obra, durante una inolvidable jornada en la que prepararon el muro e instalaron los paneles, armando así el puzle 5mt2 en que se había organizado su obra, para finalmente acudir a aplicar el fragüe el 20 de junio, completando así una bellísima imagen, llena de sentido y simbolismo, sumamente significativa para ambas instituciones.
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